Comentario
Entre 1658 y 1661 Vermeer va a realizar cuatro pinturas que se consideran el punto de partida de su etapa madura: Oficial y mujer joven sonriendo (1658), Lectora en la ventana (1659), La lechera (1660-61) y Dama bebiendo con un caballero (1660-61), obras que se relacionan con las que en esas fechas estaba ejecutando Pieter de Hooch.
Desconocemos cuál fue la razón por la que Vermeer abandonó el estilo italiano de sus primeras obras. Se han argumentado razones de índole económico -las pinturas de género se vendían con mayor facilidad aunque también eran más baratas- y artístico -en el año 1650 numerosos artistas se interesan por la temática cotidiana: Gerbrand van den Eeckhout, Jacob van Loo, Gabriel Metsu o Gerar Ter Borch-.
La proximidad entre los estilos de Vermeer y Pieter de Hooch son tan notables que debemos excluir la casualidad, aunque desconocemos cuál es el elemento que los une. También debemos advertir que De Hooch es más conservador en comparación con Vermeer.
La principal aportación de Pieter de Hooch a la pintura de género es el tratamiento del espacio y de las relaciones espaciales. De Hooch define con precisión los límites espaciales poniendo especial énfasis en su condición de lugar. El suelo y las paredes son los elementos constructivos, a la manera de una caja que no tiene el lado desde el que nosotros contemplamos la obra. Y es entonces cuando surge la pregunta ¿utilizó De Hooch cámaras oscuras en sus trabajos? Posiblemente sí, ya que la cámara oscura acota con precisión el espacio de la escena, permitiendo una separación espacial y también temporal.
Vermeer también pudo utilizar la cámara oscura pero en la mayoría de sus obras el espectador se encuentra muy cerca de la escena representada, tan cerca que apenas disponemos de espacio para nosotros, situándonos junto a los personajes aunque ellos apenas se den cuenta. Se obtiene así un efecto paradójico, ya que el espectador está próximo pero alejado de la escena.
Entre las figuras y la pared se crea un espacio valorado por Vermeer a través de la luz. Blankert lo ha denominado "el virtuosismo de la luz directa". Gracias a la luz, Vermeer debilita o anula la sensación de cámara oscura e impide la falta de integración en el espacio que caracteriza la pintura de otros artistas. La luz construye el espacio de las figuras, permitiendo situar los volúmenes e impidiendo el triunfo de la linealidad o del dibujo.
Los especialistas han encontrado la fuente en la que bebió Vermeer para mostrarnos esta iluminación en el tratamiento de la luz de los pintores italianos, de los venecianos y de los seguidores de Rembrandt, especialmente Carel Fabritius.